domingo, 5 de abril de 2015

CUENTOS LEVEMENTE ERÓTICOS EN ZACATECAS

..."Creo haber apoyado mi cosecha en el suelo, y sacando un rápido calculo de cuánto tiempo de luz me quedaba, me acerqué con paso seguro a la piedra y a medida que lo hacía, unos susurros me atraían cada vez con mayor intensidad. Cuando casi podía tocarla, los susurros se convirtieron en palabras sueltas, pero no podía identificar voces… nada era conocido.  Sin pensar, sin saber porqué lo hacía, pegué mi espalda a la roca gigante y comencé a rodearla lentamente. Las palabras fueron teniendo sentido, eran un diálogo franco y profundo, ese que todos algún día deseamos tener y compartir. Di un solo paso más, siempre con la inmensidad de resguardo y por fin pude verlos.


Un inmenso dragón echado en lo húmedo y fresco del  suelo boscoso, con sus alas replegadas y sus patas delanteras juntas, una sobre otra, como sosteniendo su cabeza sobre el dorado piso del bosque; delante de él, una mujer joven le hablaba en tono encantador, como si pudiera en un hechizo poseer al monstruo que habitaría su alma.  El dragón balbuceaba algo sobre la habitabilidad del fuego que purifica… y ella insistía en algo que a esa distancia yo no lograba comprender; pero en un momento luminoso, a pesar de la oscuridad que ya nos había ganado, ella, se acercó al ser verde brillante, acarició con extrema dulzura su hocico humeante y lo besó en la frente, en su escamosa frente musgosa en medio de sus ojos. Y entonces lo hizo… no sé si él se dejó o realmente también fue sorprendido, pero sin reparo ni temores, ella arrancó una escama de la parte más alta de su cabeza y retrocedió dos pasos.  Él abrió los ojos y creí ver una lágrima pequeña que corría por el hocico, pero la aceptación fue absoluta"...

MARÍA FERNANDA GUTIERREZ
SUCULENTA INSPIRACIÓN